Importantes creadores
Con solo 21 años, Gino Tubaro se ha convertido en un importante creador de prótesis. Este inventor autodidacta y alma solidaria estuvo a punto de conocer a Barack Obama en su visita por Argentina, donde distribuyó de forma gratuita 500 prótesis para manos y brazos. Gino es hijo de toda Argentina, pero también de Marta, una pobre mujer que gana muy poco dinero en su trabajo de locutora y que apenas puede sobrevivir con su dinero. Gino tiene que viajar cada día en tres autobuses distintos para llegar a su destino, una Universidad donde quiere formarse como inventor, un oficio poco común en Argentina ya que el gobierno no lo financia.
El chico creó lo que el llama "Atomic Lab", un taller cerca de su casa al que va siempre que puede en patinete. En este taller es donde crea sus grandes obras. No le gustaron las prótesis de color carne y decidió hacerlas con los colores de los superhéroes y así los niños podían elegir la que quisiesen.
El chico creó lo que el llama "Atomic Lab", un taller cerca de su casa al que va siempre que puede en patinete. En este taller es donde crea sus grandes obras. No le gustaron las prótesis de color carne y decidió hacerlas con los colores de los superhéroes y así los niños podían elegir la que quisiesen.
En 2014 creó su primera mano biónica, a la que dio dueño, y ahora tiene miles de pedidos. Este inventor colgó sus planos en internet para que cualquiera pudiese descargarse los planos y hacer las prótesis con una máquina de 3D. Hace tres años, fue elegido como niño sobresaliente por JCI TOYT, programa internacional que busca niños que destaquen en su trabajo.
A los 16 años creó una impresora 3D con materiales simples. Con una botella y cuatro frascos creó un almacén para canicas; con un sifón hizo un trompo; utilizó un imán, un cartón y un hilo para crear un recolector de basura que no necesitaba electricidad. Por su trabajo, recibió una beca para estudiar en la escuela ORT y ganó un premio de la Organización Internacional de la Propiedad Intelectual. La política lo intentó hundir ya que la gente al principio le hacía fotos y le preguntaban sobre sus ideas. Luego, la gente intentaba lucrar su trabajo.
En la actualidad, estudia ingeniería electrónica y está al frente de su empresa.
Joel Gibbard, ganador de prestigiosos premios de tecnología James Dyson, creó una prótesis que se adaptaba a las necesidades de un individuo y costaba mucho menos que las prótesis de empresas. Él admite que puede escanear el brazo amputado de una persona y construirle una prótesis en dos días. Para construir la prótesis se utiliza una impresora 3D, ya que es más práctico que montándola a piezas. La mano consiste en un esqueleto con piel. En la piel se pueden añadir cosas como decoraciones, un diseño diferente u otro estilo. El usuario de la prótesis no puede sentir lo que está cogiendo pero los dedos le dicen cuanta presión está ejerciendo sobre un objeto. De esta manera, puede coger objetos como un huevo y no romperlo. La mejor parte de esta prótesis es su singular precio. Mientras otras prótesis te cuestan entre 20.000 a 60.000 euros, esta prótesis la puedes conseguir por solo 3.000.
Un estudiante de 18 años creó una prótesis inalámbrica que se controla desde los pies mediante circuitos, engranajes y materiales reciclados. Su inspiración le vino cuando vio a un discapacitado en la central de autobuses de Guasave, Sinaloa. El hombre era un empleado que necesitaba una prótesis para hacer cosas básicas pero al tener las prótesis un costo tan elevado, no podía permitírsela. El chico, llamado Alejandro Urías, consiguió ser uno de los 404 proyectos finalistas de estudiantes en todo el país. Los proyectos se exponen en la Semana de la Ciencia y Tecnología en el World Trade Center, Ciudad de México. El chico, estudiante de la Unidad Académica Preparatoria de la Universidad Autónoma de Sinaloa, montó su prótesis con materiales reciclados y sueña con poder comercializarla en México. La construcción del brazo costó 500 pesos, pesa 900 gramos y funciona gracias a un sistema inalámbrico hecho con circuitos y engranes y al pisar un botón con el pie, el brazo se pone en movimiento. Su fuente de energía es una batería de móvil de 3.7 voltios. También tiene un motor de muñeca que hace que se mueva el antebrazo cuando hay voltaje. El joven montó la mano con una base de plástico con seis engranes circulares. El brazo está hecho de madera de cedro, al igual que la mano, y funciona con pasadores de acero.
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